A medida que el cerebro del niño se desarrolla, también lo hacen sus emociones
Los niños se frustran con facilidad cuando no logran hacer u obtener lo que quieren. A menudo sienten temor de la oscuridad y de las personas y las situaciones que no conocen.
Los niños ante cuyas reacciones se responde con burla, castigo o, sencillamente, indiferencia, pueden volverse tímidos e incapaces de expresar sus emociones normalmente. Si los padres o los cuidadores son pacientes y se muestran comprensivos cuando el niño expresa emociones fuertes, éste tiene mayores probabilidades de desarrollar una personalidad alegre, segura y equilibrada.
Los niños y las niñas tienen las mismas necesidades físicas, mentales, emocionales y sociales. Unos y otras tienen la misma capacidad para aprender y la misma necesidad de afecto, atención y aprobación.
Los niños de corta edad experimentan una gran tensión psicológica cuando sufren castigos físicos o emocionales; cuando presencian violencia; cuando sufren descuido o abuso; o cuando se da una enfermedad mental en sus familias, como depresión o adicción. Ese estrés psicológico afecta al cerebro en desarrollo y puede producir retraso cognitivo, social y emocional, además de problemas de conducta en la infancia y posteriormente.
Los niños que sufren castigos físicos o mentales como resultado de la ira de quien lo cuida son más propensos a volverse violentos. Maneras más positivas y eficaces de responder al comportamiento de los niños son:
- Explícale claramente lo que puede y lo que no puede hacer
- Reaccionar de la misma manera ante determinados comportamientos
- Elogia su buen comportamiento.
Este tipo de reacciones alientan a los niños, les ayuda a convertirse en personas equilibradas y productivos en sus familias y sus comunidades.
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Fuente : “Para la Vida” 4taEdición – Elaborado por UNICEF, la OMS, la UNESCO, el UNFPA, el PNUD, el ONUSIDA, el PMA y el Banco Mundial
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